Luego del frustrado golpe de estado en Ecuador, me surgió la inquietud de observar la evolución económica de algunos países latinoamericanos que, en los últimos años, estuvieron presididos por Economistas.
Actualmente es una cuestión que tiene cierta relevancia por ej. en Brasil, debido a que la candidata a suceder a Lula por el Partido de los Trabajadores, Dilma Rousseff, es también profesa de la Ciencia del Desencanto y ya ganó en primera vuelta, aunque no le alcanzó para evitar el ballottage.
El primer caso a traer a escena es el de Ernesto Zedillo Ponce de León en México (gobernó desde fines de 1994 a fines de 2000). Su gobierno comienza con una abrupta depreciación del peso mexicano de más del 110% (al mejor estilo Duhaldista) y una profunda crisis en 1995 (Crisis del Tequila).
En materia de desempleo, México parece ser la niña bonita de las dos últimas décadas con tasas menores al 5% de la PEA (excepto para 1995 que la superó tibiamente).
Entre julio de 2001 y el mismo mes de 2006, Perú tuvo como presidente a Alejandro Toledo Manrique. La evolución del desempleo en Perú es bastante sorprendente: durante las 2 últimas décadas tuvo tasas menores al 10% de la PEA al igual que Chile.
Los trasandinos, en lo que refiere a crecimiento económico, fueron el país más regular de la muestra. Hay que recordar que Ricardo Lagos (presidente entre marzo 2000 y marzo 2006) es Economista y además Abogado (sería el más completito de la muestra). En las últimas dos décadas Chile mostró un continuo crecimiento alcanzando una tasa promedio del 5% anual para 1990-2009, que en los últimos 10 años se desacelero pasando a ser de cerca del 3.7% entre 2000 y 2009.
Sin embargo, en esta primera década del S. XXI, el país que más fuerte creció de los 5 que tomamos en consideración fue Perú con una tasa promedio del 5.1%. Lo sigue Ecuador a una tasa promedio del 4.5% anual. En éste último país, como contábamos en el post anterior, el presidente desde 2006, Rafael Correa, es también Economista (dejo para una próxima ocasión un análisis más profundo de los datos sobre su mandato).
En Argentina, Cachanosky abrió el debate sobre los Presidentes abogados y su implicancia en términos económicos. Orlando J. Ferreres antes había mostrado que la mayoría de los Presidentes argentinos fueron Abogados y en ningún caso se encontró un Economísta ocupando el sillón de Rivadavia.
Cacha se preocupaba por la inconsistencia lógica que implica el que "siendo todos ellos abogados, el principal problema económico argentino ha sido consecuencia de la ausencia de un marco institucional adecuado para el crecimiento económico".
Los gobiernos K estarían contradiciendo esa afirmación.
Seguía Cacha: "Es curioso que al haber tantos presidentes abogados, uno de nuestros problemas fundamental sea el de la baja calidad en el respeto por los derechos de propiedad, la ausencia de estabilidad en las normas de juego y la falta de límites al Ejecutivo para que no pueda cambiar esas reglas de juego que deben ser estables en el tiempo. "
A simple vista, las políticas Kirchneristas (con el impulso inicial Duhaldista) muestran un desempeño muy importante en términos de crecimiento económico, lucha contra el desempleo y abolición de la indigencia. Sin embargo, la falta de una política de ingresos que trabaje sobre un horizonte un tanto más lejano y se base en un pacto social, está socavando por medio de la inflación muchos de los logros de su gestión.
Al respecto, hace unos días Luciano Cohan nos mostraba como pudo haber impactado la inflación en el nivel de pobreza e indigencia en nuestro país luego de incorporación de la AUH (dice "pudo haber" y no "como impactó" debido al archiconocido problema con las estadísticas oficiales) .
Pero hay que recordar también que bajo el gobierno de Nestor Kirchner, con la restructuración de la Deuda, sumado al alto crecimiento económico, se logró disminuir considerablemente el stock de Deuda Externa/PBI (en el caso del gráfico YBN: Ingreso Bruto Nacional) para quedar en un nivel más a tono con el de los otros países de la región.
A principios de los 90's Ecuador era el país más endeudado con el exterior medido en términos de su producción. Sin embargo, al contrario del caso argentino, ellos comenzaron a desendeudarse en esa misma década.
En definitiva, no se pueden sacar muchas conclusiones. Por supuesto que sería demasiado tonto creer que los Economistas guardan cierto parecido y que por ende las políticas por ellos aplicadas en caso de ser Presidentes tienen rasgos similares.
Sin embargo, lo que está claro es que para que un país crezca de verdad se necesita acordar entre todos los actores independientemente de sus profesiones.
Cacha decía algo parecido: "Tal vez habría que explorar la posibilidad de establecer políticas públicas de largo plazo que nos permitan crecer en base a estudios interdisciplinarios en que abogados, economistas, filósofos, historiadores, cientistas políticos y educadores, por citar algunos casos, puedan establecer un orden institucional consistente."
Pero al fin de cuentas, yo no me estoy refiriendo solamente a crecimiento de la producción, sino a un crecimiento que permita que las personas dejen de ser pobres; que permita que no tengamos que medir más la indigencia, no porque los burócratas de turno decidieron simplemente eliminarla de sus fantasiosas mediciones, sino porque antes pensamos y luego construimos entre todos un país más justo. Un país donde ser rico no implique que muchos otros tengan que ser pobres. Quizá en ese momento no nos preocupe tanto la inseguridad.
La reflexión que me gustaría compartir es que, mientras los demagogos de siempre sigan blindados a espaldas de la pobreza y la marginalidad, no me queda otra que decir que los Abogados y muchos Economistas ya demostraron como la defensa a ultranza de la propiedad privada, sobre todo cuando esta resulta excesiva en cuantía e inclusive en países totalmente empobrecidos con niños muriendo de hambre, pidiendo monedas por las calles y hurgando en la basura para consumir las sobras de los más pudientes, termina justificando lo injustificable: la condena del mercado a los pibes que les tocó nacer en la pobreza.
En mi opinión, no se necesita más entre nuestros gobernantes a los defensores de los derechos de los que más tienen. Ni siquiera se necesita quienes justifiquen que el respeto al derecho de la propiedad privada va a traer a la larga crecimiento, inversión, mejoras en el empleo, disminución de la pobreza. Y saben por qué? No solamente porque en el largo plazo estemos todos muertos, sino porque es una hijaputez no darse cuenta que por la condición actual, las consecuencias de lo que pase en el corto plazo, pueden llevar a que la vida de un montón de personas quede marcada a fuego por la codicia de unos y las teorías de largo plazo de otros.
La solución parece tan compleja como sencilla: simplemente se necesita gente que piense cómo hacer para que todos seamos ricos, pero primero logrando que cuanto antes nadie sea pobre. Y en esto, no hay tiempo para perder...
Saludos,
M.I.
6 comentarios:
no creo que sea tan importante la profesion de los presidentes,si no su idoneidad y el circulo con que se rodean.-El respeto por la oposiciòn, cosa que aui no sucede.Hay paises cercanos que conviven mucho mejor con la heterogeneidad.
te felicito por el blog.
Anónimo, estoy de acuerdo con lo que decís.
Pero también hay paises cercanos que conviven peor con la heterogeneidad, no nos olvidemos que este post estuvo inspirado en el problema de Ecuador.
María: muchas gracias!
saludos,
Creo que la afirmación que hacés sobre la necesidad de lograr que nadie más sea pobre,canaliza de por sí una solución en sí misma..ya que no importaría tanto con que mirada profesional se realice esto...si no que influye más que nada el deseo y posibilidad de toda una sociedad de poner su fuerza creativa,solidaria,economica y educativa en favor de quienes hoy por hoy no acceden a su dignidad como personas.-Gracias muy buen post
Utópica, en sí es como que sería un objetivo de política. En la mayoría de los países es un objetivo de mediano/largo plazo. Es como que cierto nivel de pobreza está tolerado o legitimado por la sociedad.
Quizá hay que reflexionar sobre eso. Que hayamos terminado aceptando que ciertos niveles de pobreza e indigencia son tolerables. Con esto no quiero decir que sea fácil resolverlo, sólo digo que hay algún problema en la percepción que, a mi humilde entender, guarda relación con la terminología y metodologías adoptadas por las ciencias.
Es decir, no se suele decir: "en Argentina hay tantos millones de personas que se mueren de hambre y que sufren el padecimiento de no poder conseguir adquirir los alimentos mínimos básicos considerados necesarios fisiológicamente, además de vivir en condiciones de total hacinamiento".
Sino, que se suele decir "en Argentina hay XX cantidad de pobres y YY cantidad de indigentes".
No sé si se entiende mi punto, pero el lenguaje utilizado contribuye a esta legitimación, aunque reduce el problema de sentirse pésimo cada vez que querés hablar de pobreza.
La metodología utilizada, por otra parte lleva a que muchísimas veces nos concentremos en si es o no adecuada para medir lo que se busca, en vez de concentrarnos en el problema en sí (de todos modos es necesario que se mida adecuadamente y en sí internacionalmente las estadísticas públicas son consideradas un Derecho Humano para la población)
muy claro el ultimo comentario de M:I,se juega con las palabras para tapar la verdad.Saludos
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