martes, 22 de febrero de 2011

La Burocracia Privada…peor que la estatal

En estos días me vi en la necesidad de contratar un servicio de internet y debido a que leí en varios post y comentarios críticas habituales que hacen referencia a la productividad de los trabajadores y organismos del Estado, decidí contarles la experiencia que estoy teniendo con la Burocracia Privada (dedicado a los amantes del Free Market…)

Si bien luego del FIBERGATE se presentaron listados con empresas prestadoras, a priori, la inmensa mayoría no cumple con uno de los requisitos esenciales para que un particular la contrate: saber de otra persona que lo haya hecho y que nos diga que le funciona bien.

Tamizando en base a este criterio, queda un grupo ultra reducido qué, supongo, debe concentrar la casi totalidad del mercado de internet residencial. Ni hablar si a uno se le ocurre, hacer click en cada uno de los links de los supuestos prestadores, dándose cuenta que, para cierta parte, ni figuran los servicios de internet en su sitio web.

De este modo, en la busqueda del proveedor que se acerque lo máximo posible a mi requerimiento me comuniqué con tres empresas obteniendo los siguientes resultados:

EMPRESA I: Para contratar el servicio tenés dos opciones: i- llamar telefónicamente, ii- contratar por internet (lo que hace que la promoción vigente sea del doble de tiempo que si contratás llamando). Para contratar por internet tenés que completar una serie de formularios. El primero te pide el número de teléfono. Luego, aunque no termines de completar todos los formularios, se da de alta una solicitud a nombre del titular del número de teléfono que pusiste (es decir, si le pongo cualquier número y luego completo con cualquier dato, se genera a nombre del titular de la linea telefónica del número que puse. Una vergüenza). Como en realidad estaba probando con el número de un familiar, se generó el pedido a nombre del titular y en cuanto llamé para darlo de baja (porque nunca había completado todos los formularios digitales) y luego de una larga espera, me avisaron que “todavía el sistema no tenía cargado el pedido” que llamara a los tres días. Para ese día no fue necesario llamar, ya que me llamaron dos veces distintas a las cuales tuve que explicar porqué estaba dando de baja algo que nunca había pedido.

EMPRESA II: Al igual que la EMPRESA I tiene una promoción qué, si se contrata por internet, dura el doble de tiempo que si uno llama. El tema es que el formulario para “contratar” por internet sólo deja poner los datos para que luego esta gente se comunique con uno: SI, SI… SI UNO LLAMA TIENE UN PRECIO, PERO SI UNO DEJA SUS DATOS PARA QUE LO LLAMEN, TIENE OTRO
Cansado de que no me llamaban y no dispuesto a perder plata por el sólo hecho de apresurarme, pero tampoco soportando tan insólito sistema, decidí comunicarme con otra empresa...

EMPRESA III: La empresa en cuestión no tiene la posibilidad de contratar por internet. Sólo se lo hace telefónicamente. Esta empresa tiene una demora de instalación de cerca de una semana, pero si uno necesita que se haga un sábado (porque no puede quedarse en las laxas bandas horarias en las que dan turno en los días hábiles) lleva aprox. dos semanas.
Esta empresa pasadas las dos semanas vino a instalar el servicio y debido a que hay un problema con el cableado interno de la construcción del edificio no puede pasar el cable hacia adentro del departamento, no queriendo tampoco realizar la instalación desde la calle.
Así que el pedido quedó en stand-by. Mis siguientes pasos fueron buscar por todos los medios que se arreglara el problema del cableado interno del edificio. Pero la empresa constructora y los electricistas tercerizados tienen mucha gente de vacaciones, entonces...ajo y agua…

Pero un BEAGGER (suena rockero no me digan que no) no se puede rendir tan rápido… no al menos sin antes comprobar hasta donde puede llegar esta maldita burocrácia privada…
Llamé nuevamente a la EMPRESA III, para decirles como podemos hacer para que instalen el cable desde la calle. Me respondieron que necesitan autorización del consorcio. Dije “OK, que necesitás que diga la nota?”. Me dice que ellos me mandan el modelo, pero que recien al día siguiente… (parece que es muy complicado mandar un modelo de nota prediseñado a un mail el mismo día del reclamo)…. espero… pasan 3 días y no me llega… llamo, número de reclamo en mano, y digo que no me llegó nada. El muchacho dice que ya me lo mandaron… corroboramos dirección de mail y está OK. Me dice que puede haber caido en el spam…sin embargo para mi sorpresa, no llegó nada...

Habrá que llamar de vuelta, por enécima vez y comerse la musiquita…?? O habrá otra forma de capitalizar el “poder de los consumidores” (?).

Si por algo voy a criticar al estado es por no haber sabido poner límite a estas empresas oligopólicas. El desarrollo de los organismos de defensa del consumidor es de vital importancia, pero lo necesario es que tengan la capacidad de corregir el funcionamiento de las empresas sin que todos y cada uno de los consumidores que tienen un inconveniente tengan que ir a denunciarlo.

Podrían empezar por algo sencillo: Si una empresa me deja contratar un servicio de un modo X, entonces debería tener la obligación de dejarme dar de baja ese servicio de ese modo X. Con los mismos tiempos de espera y comunicándose con las mismas personas “simpáticas” que venden, a los mismos teléfonos, en los mismos lugares o en el mismo sitio web.
Es tanto pedir?

Mientras no tengamos fuerza como consumidores vamos a seguir permitiendo que estos zánganos oligopólicos sigan siendo juez y parte… por mi parte, ya me cansaron…

Saludos,

M.I.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Puede la inflación ser tan progresiva como regresiva?

La primera década del siglo XXI amaneció con Argentina de rodillas. Luego de estos últimos 11 años, deberíamos estar en condiciones de parar la pelota y pensar qué sistema tributario queremos a futuro.

Hay una serie de clichés de economistas que nunca pierden relevancia, pero también hay una serie de cuestiones de regulación que hacen qué, consecuencias habitualmente comunes debidas a la inflación, se transformen o se moderen por las mismas al menos en al análisis agregado.

En el año 2000 Argentina todavía arrastraba el lastre de la crisis comenzada en 1997 y que mostraría su peor cara entre 2001 y 2002. Por esa época la presión tributaria* (a nivel de impuestos nacionales) no alcanzaba al 18 % del PBI. La niña bonita de la tributación era (tal como lo es hoy en día) el IVA, que por ser un impuesto que no contempla en forma directa la capacidad contributiva de quien lo paga, es considerado “regresivo”, es decir tiene un impacto que perjudica relativamente con mayor intensidad a las personas más vulnerables.




Hasta aquí el cuento de siempre: a mayores precios generados por un proceso inflacionario, mayor sería el IVA recaudado (en moneda corriente). En sí, si sólo nos concentráramos en el aspecto tributario, la inflación adicionaría regresividad al sistema de recaudación.

Sin embargo, debo aclarar que el título de este post tiene en vistas captar también el componente “progresivo” de la inflación (?) en lo que refiere a tributación. Esto se puede ver en la evolución de la recaudación de Ganancias tanto de Sociedades como de personas físicas. En el primer caso debido a la imposibilidad de realizar “ajustes” contables por inflación (que de permitirse llevaría a que se reduzca las utilidades contables). En el caso de las Personas Físicas, como las “actualizaciones” del mínimo no imponible y las deducciones se fueron realizando con cierto rezago, esto llevó a que una mayor cantidad de personas comiencen a pagar impuesto a las ganancias o bien que pasaran a una escala mayor (en la que deben tributar una mayor proporción de sus ingresos). Para despejar dudas de que esto continuará así, el Ministro de Trabajo de la Nación y precandidato a Jefe de Gobierno porteño ya se encargó de comunicarlo.

De este modo, la inflación puede incorporar (gracias a la normativa o la transgresión de la misma) un componente progresivo al régimen tributario, que en mi opinión es como una de esas parábolas del estilo tal como cuando el mozo te quita los platos de la mesa para no decirte que te vayas.

En sí, si ese es el camino para lograr que los impuestos sean más progresivos, me atrevo a decir que fracasará: la inflación podría espiralizarse y dotar de regresividad al sistema rápidamente y en ese contexto difícilmente los trabajadores estén dispuestos a aceptar que estén anclados los mínimos no imponibles y a las empresas si no les permiten “ajustar por inflación” tendrán pocos incentivos para seguir invirtiendo.


¿Fue la inflación (junto con el crecimiento) la fórmula del éxito de la recaudación y la redistribución observada (?) ?

Y si fuera así, si aquella causa que se acentúen las distorsiones en el futuro ¿No corremos demasiado riesgo de que sea otra vez la semilla para que se reinstale el neoliberalismo en la Argentina?

Preguntas, sólo preguntas…

Saludos,

M.I.


* Presión tributaria= Recaudación/PBI
 
MMORPG Games - MMORPG List - Video Game Music